Los vehículos que han llegado al final de su vida útil generan toneladas de residuos. Estos vehículos peligrosos acaban en su mayoría en mercados de chatarra no autorizados de todo el país. Estos comerciantes de chatarra no autorizados no están regulados por ningún organismo gubernamental, por lo que causan daños al medio ambiente y amenazan la salud pública.